Hola soy un Sofá

Muy buenas a todos! Hoy voy a presentarme como lo que soy y por lo que represento para todos vosotros, para qué veáis la importancia que tengo en vuestras vidas, y como tal, debéis cuidarme mucho para que siempre os acompañe.

Pues bien, ya sabéis, soy un sofá. No soy una pieza cualquiera, que va, soy LA pieza. Aquella que le da el toque a vuestra casa y que tanto os gusta, por qué… ya que estamos, voy a decirlo, ¿ a quién no le gusta recostarse sobre mi? A todos, claro. Y a mi también me encanta que lo hagáis y os sintáis a gusto conmigo y desahogados.

Podría describirme así, como un producto cómodo, útil y confortable, pero la verdad es que soy mucho más que todo eso, o por lo menos así me siento yo. Soy la joya de la corona de todos los hogares, no solo por mi papel fundamental en el salón, si no por la cantidad de horas y de usos que soléis darme cada uno de vosotros. Es verdad, en mi se ha acomodado cientos de personas y para diversos tipos de actividades. Pero… ¿qué voy a decirles que no hayan hecho en un sofá como yo? Hasta dormir un día entero si hace falta, claro que sí. Y es que a comodidad y seguridad no me gana nadie!

Y bueno, ya que nos estamos conociendo, os diré que vengo de una fábrica, por cierto buenísima, llamada Sofás Valencia, dónde me hicieron con muchísimo empeño y cariño, y es que, no me merezco menos, la verdad. Hasta que no quedé perfecto no me pusieron a la venta, y como me venden directamente al particular y sin intermediarios, enseguida encontré una familia que me quiso para su hogar. Creo que fue amor a primera vista.

Cuando me pusieron en mitad de su salón pensé: que buena elección han hecho conmigo. Combino con todo, soy moderno, personalizado…además le doy a este salón la luminosidad que le faltaba. ¿Qué más puedo decir?, soy perfecto!

Además, me di cuenta al poco tiempo de que esta nueva familia era muy cuidadosa conmigo. Pero… en cuanto vi a los peques de la casa acercarse a mi …OH NO!. Enseguida supe lo que me esperaba; zapatos por encima de mi tapicería, manos sucias sobre mis suaves respaldos, saltos sobre mí, y así cientos de “travesuras” a las que debo acostumbrarme rápidamente.

Aunque a decir verdad, para eso estoy, para que forme parte de la vida de cada uno de vosotros. Menos mal que me hicieron fuerte y resistente para este tipo de ocasiones en las que paso de ser un sofá a ser parte de un juego para los niños. Además, tengo un sistema de lavado sencillísimo. Ay, es que mis fabricantes están en todo!

Y así, poco a poco te vas dando cuenta de que al final eres lo mejor de la casa y que te quieren todos por lo que eres. Cuando toda la familia me acaricia y me mantiene como el primer día, me doy cuenta de dónde vengo y por qué me hicieron así: para estar años y años acompañándoos en vuestros mejores momentos .

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